Con el objetivo de reflexionar sobre los modelos de inmigración e integración, tuvieron lugar en León, los pasados 3 a 5 de octubre, unas jornadas que reunieron a un centenar de participantes procedentes de Francia, Italia, Bélgica, Suiza, Alemania y España.
Organizado por Ventana Europea, el encuentro quería enriquecer la reflexión sobre el futuro de la […]
Con el objetivo de reflexionar sobre los modelos de inmigración e integración, tuvieron lugar en León, los pasados 3 a 5 de octubre, unas jornadas que reunieron a un centenar de participantes procedentes de Francia, Italia, Bélgica, Suiza, Alemania y España.
Organizado por Ventana Europea, el encuentro quería enriquecer la reflexión sobre el futuro de la política de inmigración e integración en España a partir de la experiencia de los emigrantes españoles en sus respectivos países de residencia. Para ello, se debatieron varias ponencias y organizaron talleres de trabajo sectoriales y mesas redondas, donde se pudieron recoger y compartir las vivencias del colectivo emigrante español.
El sociólogo y experto en migraciones, Vicente Riesgo, insistió en la vanidad de definir de manera esencialista el término integración y criticó que detrás del mismo se olvide que se está hablando de “personas y realidades”. Para Riesgo, la integración es un “proceso social, complejo y de larga duración” que comporta diferentes dimensiones, desde la política a la cultural, pasando por la socioeconómica, jurídica o educativa. En una exposición de alto valor pedagógico, el ponente desarrolló las políticas de inmigración y los modelos clásicos de integración utilizados en países como EEUU, Francia, España y Alemania. El experto abogó por la construcción en España de un modelo mixto que integre las experiencias positivas de los demás y adelantó que se podía aprender de la experiencia emigrante española en Europa basada en tres pilares: la integración en el sistema educativo del país de acogida, una educación bilingüe y el equilibrio entre apertura y afirmación de la propia identidad. Riesgo avanzó algunos de los principios operativos que, a su modo de ver, pueden favorecer la integración, como son el pragmatismo, a través de políticas adaptadas a la realidad y lejos de conceptos teóricos; la autoorganización y la movilización de los propios colectivos inmigrantes y el respeto del pluralismo ideológico.
A este análisis supranacional, se sumó el del profesor de la Universidad de Castilla La Mancha, Emilio José Gómez Ciriano, para quien Europa tiene que jugar un papel importante en la coordinación de las políticas migratorias y de integración, aunque reconoció que era extremadamente difícil y que en la actualidad la coordinación estaba esencialmente centrada en la represión de las migraciones ilegales con una mayor atención a las políticas de control “altamente cuestionables por represivas”. En este sentido no se dejó de destacar la lectura “esencialmente en clave de política interna” que se hace en cada país de la problemática que suscita la inmigración, así como del carácter electoralista que se hace de la misma. Gómez Ciriano habló sin tapujos cuando afirmó que Europa “buscaba mano de obra y se encontró con personas” y recordó que frente a las políticas actuales, que tienden a desresponsabilizar a las instituciones de la Unión, Europa necesitará 20 millones de inmigrantes a las puertas del 2030.
El italiano Germano Garatto, experto internacional en migraciones, consideró que faltan lugares de encuentro entre los emigrantes y los inmigrantes, en los que poner en común sus respectivas experiencias. Garatto criticó las políticas represivas en materia de reagrupación familiar y recordó que “nadie emigra solo”, algo que los gobiernos parecen haber olvidado. Garatto insistió en la importancia del trabajo de integración que hay que hacer con las primeras generaciones pues es “la base del éxito de la segunda”, análisis que completó Vicente Riesgo para quién el mayor error cometido ha sido “el haber considerado que había una generación perdida, la primera”. La integración es para Germano Garatto “la participación del inmigrante en la construcción de un futuro de ciudadanía común” pues es una preocupación de todos. La necesidad del reconocimiento de derechos civiles y políticos es así mismo un paso importante en la integración de los extranjeros al mismo tiempo que se asienta la conciencia de deberes y obligaciones pues como afirmó Joaquín Giol, de la Fundación Tomás de Lorenzana, el emigrante “emigra por necesidad y no por capricho”. En este sentido Giol fue rotundo al afirmar que “España tiene una asignatura pendiente : una reflexión seria sobre la inmigración” y que no son las medidas represivas las que acabarán con la presión migratoria sino la existencia de perspectivas de futuro en los países de origen. “No hay que hablar del efecto llamada, sino de efecto expulsión”. Giol defendió políticas mucho más agresivas en materia de cooperación y codesarrollo afirmando que era un error gravísimo trabajar de espaldas a Africa. “El modelo actual está agotado” aseveró, y criticó a los gobiernos que ejercen de ONG en materia migratoria al mismo tiempo que denunciaba la hipocresía europea sobre la inmigración al no coincidir el discurso con la realidad de las políticas aplicadas.
Talleres de trabajo
Durante los tres días los participantes trabajaron en torno a varios temas de carácter sectorial. Se profundizó sobre la relación “Familia y educación” a través de una exposición previa del Presidente de la Confederación Europea, Antonio Beltrán. El catedrático de Trabajo Social, Jesús Hernández, introdujo por su parte el taller “Asociacionismo, participación e interlocución de los inmigrantes”. Alfonso Romo, ex-asesor de la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales en París, desarrollo los “Derechos laborales de los inmigrantes e integración” mientras que el padre Sindo Martín, de la Iglesia española de la Pompe, moderaba el taller “Urbanismo, vivienda e integración”. “Religión, socialización y emigración” analizó el papel de las comunidades cristianas en los procesos de integración mientras que los periodistas Antonio Díaz (Alemania) y Juan José Dorado (Francia) hacían lo mismo entorno a la “Inmigración y medios de comunicación”
Conclusiones: propuestas para una integración exitosa
La última jornada vio esbozarse una serie de propuestas salidas del trabajo en los talleres sectoriales y de las diferentes ponencias desarrolladas a lo largo de los tres días. Pilar Samanes, Presidenta de la asociación Europeos, fue la encargada de dar un avance provisional de la veintena de propuestas que se elevarán al gobierno y a las instituciones implicadas en las políticas de integración de inmigrantes. Las propuestas están divididas en tres grandes grupos, aquellas dirigidas a las instituciones políticas, a las instituciones civiles y a la Iglesia. Se pide, entre otras cosas, una mayor presencia de los inmigrantes en las estructuras eclesiásticas, políticas orientas a evitar la “guetización” de los inmigrantes en zonas de viviendas insalubres, la promoción de la enseñanza bilingüe o una formación complementaria para los periodistas que traten temas de emigración/inmigración.
Llegando desde Europa
La inauguración de las jornadas corrió a cargo de Monseñor José Sánchez, Presidente de la Comisión de Migraciones de las Conferencias Episcopales Europeas y Obispo de Sigüenza. El grueso de los participantes llegó desde la emigración española en Europa. Desde Alemania viajó el Presidente de la Confederación Europea, Antonio Beltrán así como Alfredo Sánchez, Eufemio Cascón, y Dolores Carrasco como representantes de las asociaciones de padres de familias españolas y Vicente Riesgo como experto en migraciones. Por Francia se encontraban, entre otros, José María Oliver y Prisciliano Lievana de la CAPFERF, Antonio García de la Asociación de Jubilados, Alfonso Romo, asesor laboral, Juan José Dorado, periodista, Sindo Martín, Delegado Nacional de las Misiones Católicas de lengua española en Francia, así como varios emigrantes retornados. No faltaron representantes de Bélgica en la persona de Nely Mier, emigrante de tercera generación, de Italia, como Germano Garatto, experto internacional, o Suiza con la presencia de José Sánchez.
La Iglesia católica española en Europa estuvo también representada con párrocos, sacerdotes y hermanas que han trabajado o trabajan en las misiones de lengua española.
Consuelo Rumí: “hace falta confianza, complicidad y trabajo”
La Secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, se desplazó hasta León para clausurar las jornadas de integración. En su intervención, Rumí mostró su interés por las conclusiones que iban a salir de los debates que se habían llevado acabo y mostró su convencimiento de la importancia de las mismas como base de trabajo en la reflexión que el gobierno hace para crear una política de integración de los inmigrantes. En un discurso con gran carga ideológica, defendió la “política integral” que en materia de inmigración se está aplicando y que se basa esencialmente en la lucha contra la inmigración ilegal, la lucha contra el trabajo ilegal y la integración social de los emigrantes regulares. Rumí consideró que la base de la integración estaba “en la igualdad de oportunidades, derechos y obligaciones” reconociendo que es un trabajo a medio y largo plazo en el que no tienen cabida “discursos rígidos y doctrinales”. La Secretaria de Estado afirmó que el trabajo institucional es necesario pero no suficiente para lograr la integración y que era necesaria también la “confianza, complicidad y trabajo” de la sociedad española y de las instituciones civiles y sociales
OPINION
Uno de los emigrantes llegado desde Francia para participar en las jornadas, explicaba, en uno de los “intermezzos”, que ya era hora que la riqueza de las experiencias vividas por los españoles en Europa fuese motivo de “análisis y reflexión” para que sirva de ejemplo al modelo español. Esta observación, no por obvia, deja de ser interesante si se tiene en cuenta que las políticas gubernamentales en materia de integración de los inmigrantes en España han estado siempre marcadas –hoy también- por el oportunismo electoral, el bagaje ideológico, el rigorismo dogmático y la urgencia política.
La reflexión conjunta, nacida de la confrontación de experiencias y el análisis contextuado en una sociedad en permanente mutación, de valores y estructuras, puede dar nuevas orientaciones de trabajo a los responsables políticos que dan la impresión de buscar a tientas una solución milagrosa que, desgraciadamente, es quimera. Quizás, la lectura de las conclusiones de estos tres días de trabajo, los despierte del torpor en el que están sumidos y dejen en el desván la dialéctica hueca de la integración pues, como decía Germano Garatto, el lenguaje es una de las piedras que da base al cimiento de la integración y debe ser un instrumento que sirva para confrontar las diferencias y no para ocultarlas, debe ser inequívoco y acorde con los actos. ¡Quién le escuchara!
La integración se construye día a día, como se construye el futuro común que une a los ciudadanos, nativos o extranjeros, de un país. La integración no puede aceptar la instrumentalización política, ni el aislamiento nacionalista, ni la precariedad social. La integración necesita del desarrollo, como explica Vicente Riesgo, de todas las dimensiones que se dan en el inmigrante. La preponderancia de una sobre las otras, o peor aún, la atención a una sola, llevará al fracaso reflejado de manera dramática en los disturbios que arrasaron los barrios de las ciudades francesas en el 2005.
El trabajo realizado en León no es más que un primer paso. Las segundas jornadas deberán, una vez las primeras han dado cuenta de la experiencia emigrante española, proponer programas concretos que apliquen estas experiencias, abriendo a las asociaciones de inmigrantes en España los talleres de trabajo para el análisis de la aplicación diaria de las mismas y las adaptaciones necesarias a las peculiaridades del sistema español. De no ser así la reflexión esbozada no será más que un discurso vacío que no habrá hecho más que alimentar la autocomplacencia de los que participamos.
En cualquier caso ha quedado reflejado, con claridad meridiana, que no se puede desarrollar ninguna política coherente y eficaz si no se cuenta con el apoyo de todos: organizaciones asociativas, sociales, civiles, religiosas e institucionales, y en ese sentido la colaboración no puede ser de mero trámite o protocolaria, de “dime, que yo haré después”, ya que estaría abocada al fracaso como lo estará toda política que aunque se defina como integral (sic. Consuelo Rumi) encuentra su sustento en la represión contra la inmigración clandestina, el empleo ilegal y la invención de “parches”, llámese acuerdos bilaterales, estados tapón o ayudas condicionadas.
La inmigración es un fenómeno que tiene cara, nombres y apellidos, hijos y mujeres. No es un concepto abstracto, ni un párrafo en un programa electoral. Es una realidad que encuentra su reflejo en el sufrimiento de millones de personas y en la esperanza de una vida mejor. Las jornadas de estudio sobre modelos de integración han ayudado también a recordar esto, y eso, ya es un gran paso hacia adelante. El respeto a los inmigrantes viene ligado al respeto que previamente los gobiernos y las sociedades han mostrado por sus emigrantes, por ello se puede asegurar, sin el menor ápice de duda, que aún queda mucho trabajo por hacer.
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